Les saludo con mucho respeto y admiración, en especial para los administradores de este Foro que permiten que uno pueda publicar sus vivencias e historias con los Testigos de Jehová.
Mi nombre es Naomi y nací como se dice dentro de la verdad, mis padres eran personas dedicadas y celosas y así han continuado durante toda sus vidas; mi crianza fue la típica de una niña testigo con un padre anciano. Siempre se me pidió el máximo y que fuese mejor que los demás a mi alredor por la imagen que mi familia tenía que proyectar.
Mi vida temprana estuvo sujeta a las decisiones que mis padres hacían y yo como una hija obediente, me adaptaba a ellas. Para darles algunos ejemplos:
No se me pregunto si quería recibir un estudio bíblico personal, sino que se comenzó y continúo. Nunca pude decir si quería ir al Salón del Reino o no, mis padres hicieron esta decisión por mí. En la escuela, nunca pude asociarme con los niños que me caían bien; mis padres decidían quieres eran las mejores asociaciones y todos eran testigos.
Desde chica me comenzaron a llevar a predicar y llego un momento en que yo misma llegue a ser publicadora bajo la insistencia de mis padres. Vida social no tuve, nada mas aquella que giraba alrededor de los hermanos y sus actividades de recreación, nuevamente esto era por decisión de mis padres.
A los doce años de edad me bautice, aunque se supone que era mi decisión en realidad lo estaba haciendo por complacer y satisfacer la insistencia de mis padres. No estoy contando estas cosas a modo de queja, mis padres han sido muy amorosos y los quiero mucho y estoy agradecida de las muchas cosas buenas que hicieron por mí, sólo estoy haciendo notar que fui una persona con un destino pre determinado desde antes de nacer.
Quizás estas condiciones en mi vida personal, me hicieron volcar mi atención en los estudios y siempre fui muy sobresaliente escolásticamente, tenía muy buenas notas y mis profesores tomaban un interés especial en mí. Todo el tiempo que estuve en la Escuela Superior lo pase asistiendo a clases con honores. Nunca me imagine que este factor iba a llegar a ser un conflicto grande en mi vida, en cuanto al factor religioso yo nunca sentí el celo y devoción que mis padres tienen y seguía las actividades solo por complacerlos y me parecía un buen modo de vivir.
Cuando cumplí 17 años durante mi último curso de Secundaria, mis profesores me confiaron que estaba en una lista corta de alumnos que estaban siendo considerados por distintas Universidades para recibir becas. Lo comente en la casa y en realidad nunca me imagine lo que esto iba a significar, mis padres fueron muy claros en cuanto a que no aprobaban el que aceptase esta posibilidad y que creían que era mejor que fuese a un Colegio Técnico para graduarme en una carrera corta. Está de más decir que esto no era lo que yo quería, a través de mis tareas en el laboratorio de la escuela le había cogido gusto a la investigación y soñaba con poder en el futuro hacer estudios en ese campo y también en la medicina.
Mi último año de escuela fue un completo martirio, mis padres no fueron abusivos pero creo que su firmeza fue cruel ya que yo no merecía el tratamiento que ellos me estaban dando. Peor aún, no sé cómo pero los otros Ancianos de la congregación se dieron cuenta del asunto y todos ellos junto con el Superintendente de Circuito trataron de disuadirme para que no aceptase la oportunidad.
Estaba en un estado mental en que casi deseaba que no ocurriese nada y que la beca se la diesen a otro, mis calificaciones comenzaron a sufrir levemente y una de mis profesoras se tomo interés especial en mí y me ayudo a través de este periodo difícil diciéndome que no tirase todo lo que había hecho en los años anteriores y me sencillamente tomase las cosas una a la vez, con su apoyo pase esta difícil etapa.
Finalmente la beca vino, en mi casa fue peor que si yo hubiese cometido un pecado grave y en la congregación llegue a casi estar señalada, esto a pesar de que en la escuela las hijas de otros ancianos tenían una conducta escandalosa que me avergonzaba de que la gente supiera que pertenecíamos a la misma religión.
Y aquí vino mi gran prueba, por primera vez tenía que hacer yo personalmente una decisión, ya era mayor de edad y tenía que decidir si aceptaba la beca y me mudaba a la ciudad donde estaba la Universidad para continuar mis estudios o si seguía en la casa con mis padres haciendo decisiones por mí. No sé cómo lo hice pero llegué a la conclusión de que ya era tiempo y acepté la oportunidad.
Esto no le agradó en lo más mínimo a mis padres y los Ancianos se envolvieron inmediatamente en el asunto y tuvieron varias conversaciones conmigo. En el curso de la última, y con los ánimos algo caldeados, uno de ellos me dijo que yo no me estaba portando como una buena testigo y que si era mi actitud debería entregar una carta diciendo que yo no quería seguir siendo Testigo de Jehová. Yo lo hice así sin saber las consecuencias que esto traería.
Como se pueden imaginar, esto fue anunciado a la congregación. Llegué a estar en calidad de expulsada, mis padres no me echaron de la casa pero oí el comentario de que si yo seguía viviendo allí, él perdería todos sus privilegios. Siendo que ya había tomado la decisión, decidí seguir adelante y marcharme.Lo que ocurrió después fue lo más doloroso del asunto, pues nunca me imagine que mis padres me cortasen el trato pero lo hicieron y en los últimos cinco años mi comunicación con ellos ha sido nula. Según ellos, están esperando a que yo regrese a la congregación, pero no tengo ninguna intención de hacerlo, pues estoy contenta con mi vida actual y tengo amistades, un interés amoroso serio y con respeto y mis estudios siguen prosperando como siempre.
Así que no soy de aquellos que aspiran un día regresar a los Testigos, al contrario, los considero una amenaza al bienestar de las personas y a la paz familiar. En cuanto a mis padres, no los culpo, sé que en algún tiempo futuro tendré la obligación de ayudarlos cuando ya no sean de más uso a su muy querida Organización.
Sólo me despido dándoles las gracias por permitirme contar mi historia y dejo dos pensamientos importantes para mí: Padres, sean honestos y no castiguen a sus hijos por las decisiones erróneas que ustedes hicieron por ellos.Hijos, tengan mucho cuidado de comprometerse con una entidad que espera su servidumbre de por vida a costa de promesas que ni se han cumplido, ni nunca se cumplirán.
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