EL ABUSO Y LA PEDOFILIA: HORRENDAS REALIDADES ENCUBIERTAS DENTRO DE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ

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Tuesday, June 10, 2008

Buscan ayuda espiritual sin encontrarla

Minnesota, Estados Unidos.

Heidi Meyer, una Testigo de Jehová de tercera generación residente en Annandale, Minnesota, dijo que ella fue a los ancianos en 1994, cuando ella tenía 15 años, para decirles que desde la edad de 10 hasta los 13 años ella había molestada repetidamente por un Testigo compañero ocho años mayor que ella, el hermano mayor de un amigo. El único testigo ocular era ese hermano que había visto al hombre una vez cuando le agarró sus nalgas al ella bajarse de un automóvil.
Ella dijo que los ancianos le hicieron preguntas explícitas que la hicieron sentir incómoda. Según un libro que es un documento interno titulado: “Presten Atención a sí Mismo y a Todo el Rebaño”, los ancianos deben determinar en qué categoría cae la imputación: si fue “suciedad”, tocar una sola vez arriba de la cintura; la “conducta suelta”, tocar de la cintura para abajo o más de una ocasión arriba; o la más severa, “porneia”, que es estímulo sexual directo o actividad que produzca un orgasmo. Cada ofensa conlleva diferentes sanciones, con las más severas para la porneia.
El hombre que ella estaba acusando insistió que la Señorita Meyer había mal interpretado lo que pasó. Y los ancianos estuvieron de acuerdo.
“Yo estaba esperando tener un guía espiritual”, dijo la Señorita Meyer. “Yo estaba esperando que ellos genuinamente y sinceramente intentaran conseguir justicia y proteger al resto de la congregación de la misma cosa. Y nada de eso sucedió”.
Ella, así como otras víctimas que hicieron alegaciones y sus familiares, dijeron en entrevistas que los ancianos les advirtieron que tuvieran cuidado de no informar nada del abuso o hablar sobre esto con otros miembros.
Ella dijo: “Ellos me dijeron que si yo hablaba sobre esto con alguien, yo necesitaba tener cuidado porque yo pudiera enfrentarme a un comité judicial por chismosa o calumniadora”. “Si ellos hubiesen entendido que yo cometí ese pecado, a mí me hubieran expulsado”.
La señorita Meyer dice que ella se enteró sólo años después que Ámbar Long, otra mujer joven en la congregación, a los 12 años de edad fue con sus padres a los ancianos para informar que ella había sido molestada por el mismo hombre. La señorita Long, quien ahora tiene 23 años, dice que sus padres y ella recibieron una carta de los Testigos aconsejándolos que “dejaran eso en las manos de Jehová”.
“Ellos dijeron que nosotros no deberíamos guardar resentimientos hacia nuestro hermano”, nos dijo la Señorita Long. Ellos dijeron “Siendo que no habían dos testigos oculares no hay mucho que podamos hacer”.
Ni la Señorita Long o la Señorita Meyer son más Testigos de Jehová activas. El 2 de julio, las dos mujeres demandaron legalmente al hombre que ellas acusaron de molestarlas, llamado Derek Lindala de 30 años de edad, residente en South Haven, Minnesota, también a la congregación local, y a las oficinas de la sede principal de los Testigos de Jehová. El Sr. Lindala no contestó un mensaje que le dejamos en su casa buscando sus comentarios.

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